Me dió alma para que le buscara a EL, pero me dió cuerpo para que te buscara "mi otra mitad", para que nos fundieraamos en oración y le ofrecieramos el fruto.
Gracias SEÑOR, porque desde la humanidad que me has dado, mi espiritualidad se confunde con los frutos que de la oración común realizamos y te ofrecimos porque quisiste regalarnoslos.
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